Gustavo PÉrez Firmat

De: EL AÑO QUE VIENE ESTAMOS EN CUBA (1997)

Se dice que recordar es volver a vivir. Para mí, recordar es volver a escribir. Por ello, este libro es un acto de fidelidad y de traición. Traición no sólo porque se escribió originalmente en inglés, sino porque se escribió hacia el inglés. Los capítulos que siguen narran mi deseo de descubrir o inventar un lugar donde plantarme, donde declarar de una vez por todas, “¡Aquí me quedo!” -- y así poner fin a muchos años de vaivenes y vacilaciones, de titubeos y tardanzas. Como esos vaivenes han sido tanto espirituales como geográficos, el lenguaje en el cual se articula la búsqueda, las palabras que uso para ubicarme, forman parte del resultado de la travesía. Además de ser un vehículo, un idioma es también lugar, y redactar este libro primero en inglés fue una manera de hurgar y hallar a la vez. El inglés era tanto ruta como destino. Menciono más adelante que a mi hijo le gustar decir que él es cubano, pero David afirma su cubanía en inglés. La versión en español de este libro incurre en una ironía complementaria: uso el español para afirmar mi pertenencia -- difícil, dolorosa, intermitente -- a la sociedad norteamericana: Here I am!

También sucede, sin embargo, que verter el libro al español es restituirlo a su idioma natal y a su cultura de origen. Y es así porque al salir en busca de un lugar en Estados Unidos, me he encontrado con Cuba. A pesar de que me gano la vida como profesor de literatura española e hispanoamericana, antes de escribir la versión inglesa de este libro nunca me había percatado de lo mucho que me hace falta el español. Aunque me hago la idea de que vivo en inglés, sigo dependiendo de formas de pensar y sentir que tienen poco o nada que ver con mi vida en Estados Unidos. Hace unos años hubo una película titulada Back to the Future. Para mí la redacción de este libro ha sido también una vuelta hacia el futuro -- a la vez regreso y progreso. A veces para coger impulso hay que dar marcha atrás. Y ahora, al llevar a cabo esta traducción, vuelvo sobre mis pasos nuevamente y así clausuro un ciclo de recuperación que inicié en inglés.

Es posible que a algunos lectores les parezca que todavía quedan en mi texto demasiadas palabras inglesas o giros norteamericanos. Pero borrar todas las huellas del inglés en la traducción -- aun si fuera capaz de hacerlo -- sería tan falso como haber borrado todas las huellas del español en el original. Para bien y para mal, existo en dos idiomas, y si el español me hace muchísima falta, no menos falta me hace el inglés. Hace años, en un contexto distinto, un gran escritor cubano, Juan Marinello, escribió una frase fatal: “Somos a través de un idioma que es nuestro siendo extranjero.” En mi caso, como en el de millones de otros hispanos residentes in este país, dos son los idiomas propios y ajenos, dos son las lenguas maternas y alternas. Mi destino -- y mi desatino -- es escribir inglés con acento cubano y escribir español con inflexión yanki.

Soy yo y you y tú y two.